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Para mi, como para muchos de mi generación, la intensidad sonora de Michel Cloup nace en Gijón, en Asturias. Al ser él un músico francés, de Tolouse, quizás no es muy justo otorgarle esa pertenencia cantábrica, pero es así. Cuando en 1997 Astro Discos editó La última historia de seducción, el disco compartido entre Manta Ray y Diabologum (en esa banda francesa estaba Cloup, pero yo aún no lo sabía), aquí llevábamos un par de años enganchados a Manta Ray. Y Francia contaba ya con tres discos de Diabologum: C’était un lundi après-midi semblable aux autres (1993), Le Gout du jour (1994) y #3 (1996).

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El primer disco de Manta Ray lo sacó Subterfuge en el 95 y desde entonces algunos nos identificamos con ese sonido. Siempre me he sentido más próximo a Manta Ray que a Sonic Youth. Siempre me ha gustado más el Pequeñas puertas que se abren y pequeñas puertas que se cierran (1998) que el Whashing Machine (1995). Pero volviendo a La última historia de seducción, recuerdo la sensación que me provocaron los tres temas de Diabologum (el disco tiene tres canciones por grupo). Tras la trilogía de Manta Ray (entre ellas Sol, un tema increíble, tanto esa versión como la actual de Elle Belga) aparecieron unos franceses haciendo ruido y lanzando samples, medio rapeando, todo muy turbio. Recuerdo – y confirmo – que la frase “j’ai perdu” salía mucho. Me gustó como sonaba la fonética exótica del “perdú” por encima de las distorsiones.

Tras dicha colaboración, Manta Ray siguió sacando grandes discos hasta el 2006, pero aquel fue el último trabajo de Diabologum. Se separaron en 1998 y nada más supe de los franceses hasta inicios de los 2000. Fue entonces cuando llegaron noticias de las nuevas bandas surgidas de Diabologum. Experience de Michel Cloup; Programme de Arnaud Michniak. Pese a tener un sonido parecido – quizás Cloup tiró más al post-rock y Michniak al hip hop – a mi me entraba más Experience. Y de hecho, decidí seguir a Michel Cloup. Aujourd’hui, Maintenant, el tema que abrió el primer disco de Experience en 2001 (título también del álbum) tiene un estribillo más pegadizo que los de Dominique A. No tengo ningún disco de Programme.

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En 2004, el sello andaluz Green Ufos publicó junto a Lithium Peter Parker Experience. LP, EP’s & Bonus, las primeras canciones de Cloup escritas entre 1992 y 1994, cuando tenía poco más de 20 años. Canciones simples, experimentos caseros con guitarras, melódicas y demás trastos, con temas pop tan bonitos como Laisse Aller o La tristesse de l’Eté (en la que Cloup ya recita), o temas más punk como Phil Collins, o incluso una versión muy destartalada, casi de broma, de I’ll be your mirror de The Velvet Underground.

Tras cuatro discos – Aujourd’hui, Maintenant (2001), Hémisphère gauche (2004), Positive Karaoke with a Gun/Negative Karaoke with a smil (2005) y Nous (en) sommes encore là (2008) – y un papel muy destacado en la evolución del post-rock francés, Experience se disolvió en 2008 para dar forma a otros proyectos más experimentales y periféricos. Binary Audio Misfits fue una colaboración entre los miembros de Experience y la Word Association de Texas, un colectivo de rap. Una incursión más directa y pura en el hip hop. No entré ahí.

Finalmente, después de casi veinte años sacando discos, y con casi más nombres que Will Oldham (Palace/Palace Songs/Palace Brothers/Palace Music /Bonnie Prince Billy…), Michel Cloup sacó Notre Silence, su primer álbum firmado bajo su nombre. Un disco tremendo junto a Patrice Cartier, batería también de Experience. De ahí el (duo). No recuerdo como ni cuando escuché por primera vez Notre Silence, pero sí recuerdo que me produjo una emoción olvidada. Una emoción noventera; y sí, supongo que sí, una emoción nostálgica. Un sonoridad fría, densa, asfixiante y preciosa a la vez, con solos de guitarra, baterías fuertes y la voz de Cluop hablando, gritando, susurrando, llevando el ritmo arriba y abajo, a su aire. Odio los solos de guitarra, pero en Cette Colere hay uno maravilloso. De nuevo el exotismo fonético del “perdú”.

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Quise comprar el disco, y no lo encontré con facilidad. Lo pedí en una tienda y no me lo trajeron. Hablé del disco con Raúl, un amigo que trabaja en la radio; un amigo que sabe. Raúl me consiguió una copia de la edición promocional del álbum, y lo escuché hasta agotarlo.

En 2013, Michel Cloup Duo publicó dos singles previos a Minuit dans tes bras (2014), su segundo disco. Nous veillerons ensemble (la cara B, Au milieu de nulle part, ofrece la versión más susurrada y apesadumbrada de Cloup, un escalofrío de casi siete minutos que sube hasta estallar) y J’ai peur de nous, con dos temas de guitarras poderosas, casi heavys; de esas que te hacen mover la cabeza como en los noventa.

Minuit dans tes bras (2014) es el último trabajo de Cloup hasta la fecha. Un disco áspero, aunque quizás más optimista en letras y temas, y quizás también más compacto entendiendo la formación realmente como dúo. La batería de Cartier parece más libre, más flexible, más capacitada para romper el tiempo de la canción también desde la percusión. Y la voz de Cloup sigue suelta, libre, dominante. Quizás en Diabologum o Experience las canciones precisaban de cierta carga escenográfica, de cierta furia performativa, de cierta pose, pero ahora ya no hace falta. Ni para el músico ni para su oyente. Sigue habiendo mucho ruido, pero lo importante es el silencio.

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